Prometeo, el Titán que engañó a Zeus

Prometeo es el Titán de la mitología griega conocido por ser amigo, e incluso en algunas versiones el creador, de los humanos. Esa amistad le llevó, en más de una ocasión, a enemistarse y ser castigado por el mismo Zeus.

En un principio, Prometeo era mortal. Sin embargo, en un momento se encuentra con el centauro Quirón, quien había sido herido por una flecha envenenada de Heracles y se hallaba en un profundo sufrimiento, ya que al ser inmortal no podía morir a pesar del veneno que recorría su cuerpo.  Prometeo le cede su mortalidad a Quirón a cambio de la inmortalidad de este, quien moriría y ascendería a los cielos para convertirse en la constelación de sagitario.

Relacionado: Casandra: entre el don y la maldición.

Dirck van Baburen. Prometeo encadenado por Vulcano.  

El primer gran engaño de Prometeo a Zeus en favor de los humanos, fue cuando se tuvo que decidir que parte del sacrificio hecho por los mortales debía ser para los dioses, y cual podían comer los hombres. Prometeo dividió el buey sacrificado en dos partes: en la primera puso las partes comestibles, ocultas en el vientre del buey. En la segunda los huesos, pero ocultos bajo una grasa apetitosa. Zeus, sin dudarlo, eligió la parte que parecía más sabrosa, para luego llenarse de cólera cuando descubrió que lo que había elegido eran en realidad los huesos.

En castigo, Zeus le quitó a los hombres el uso del fuego. Sin embargo, Prometeo lo desafía una vez más robándolo del Monte Olimpo para dárselo nuevamente a los humanos.

Lleno de ira por este nuevo desafío, Zeus le pide al dios Hefesto que construya una mujer de barro. La famosa Pandora.

Zeus entrega a Pandora como regalo para Epimeteo, quien al principio la rechaza por consejo de su hermano Prometeo (en algunas versiones Pandora es enviada primero a Prometeo). Sin embargo, ante la ira de Zeus, Epimeteo termina por aceptar a Pandora como esposa. La mujer, que había sido dotada de una gran curiosidad, abre la jarra que se encontraba en la casa de su esposo liberando así todos los males sobre la tierra.

Ilustración de Pandora abriendo la jarra. Año 1809 por James Gillray

Luego, Zeus se venga de Prometeo encadenándolo en el Monte Cáucaso, donde un águila le comería el hígado cada noche, ya que al ser Prometeo inmortal, el hígado se le regeneraba cada día.

El castigo debía ser eterno,  pero Heracles mata al águila de un flechazo y lo libera mientras estaba camino al Jardín de las Hespérides cumpliendo una de sus doce tareas. Al ser Heracles hijo de Zeus, el dios no se enoja por el hecho de que Prometeo fuera liberado.

Como recuerdo de su castigo, Prometeo debió llevar eternamente un anillo con un trozo de roca a la cual fue encadenado.